
A mediados del siglo XIII a.C. el Mediterráneo Oriental estaba dominado por dos grandes imperios, Egipto y el Imperio Hitita (mapa). Tras la Batalla de Kadesh (hoy Siria cerca de la frontera libanesa) ocurrida en un momento no determinado con precisión entre 1300 y 1274 a.C., las fronteras de ambos imperios quedan delimitadas iniciándose un periodo de tranquilidad que oscila entre una “guerra fría” y la colaboración entre ambos imperios. En este contexto, en el que ambos imperios renuncian a su expansión en detrimento del otro, se produce el desarrollo del Imperio Asirio. El auge asirio, traerá como consecuencia una serie de crisis en todo el Mediterráneo Oriental que irán amplificándose unas a otras hasta producir un colapso casi total de la zona. A mediados del siglo XIII a.C. los asirios conquistan diversas zonas de Anatolia que privan a los hititas de sus principales minas de cobre y otros metales. La debilidad del Imperio Hitita impide su recuperación y le empuja a la búsqueda de lugares alternativos para la obtención de metales.
Hacia 1240, los hititas capturan Chipre y emprenden un embargo comercial contra Asiria que obligan a seguir a todos sus reinos vasallos. El resultado de la aplicación de este embargo es casi peor para los pueblos del Mediterráneo Oriental que para los asirios. El bloqueo comercial arruina la economía micénica. Los micénicos intentan abrir nuevas vías comerciales y se lanzan al contraataque, ocupando Chipre y algunas zonas cananeas como la actual Haifa. Mantener el control de Chipre pasaba necesariamente por dominar algunas de las zonas costeras de Anatolia por lo que los micénicos emprenden una serie de exitosas campañas en las que ocupan o destruyen varias importantes ciudades (entre ellas Troya) y se instalan en algunas partes de Siria. En su lucha contra los hititas aplican una política de alianzas con sus enemigos y fomentan las disensiones y divisiones en el seno del Imperio Hitita. El Imperio Hitita acaba colapsándose y se desangra en luchas internas. Se inicia un periodo de gran inestabilidad en la que las guerras y las dificultades económicas dan lugar a grandes flujos migratorios que acaban produciendo un efecto dominó. Los pueblos desplazados desplazan a su vez a otros pueblos que tienen que buscar su lugar en otras zonas.
Más allá de toda duda, lo que las evidencias arqueológicas señalan es que ya hacia 1220 a.C. se producen una serie de ataques en diversas zonas del Mediterráneo Oriental, y en particular en Egipto, causados por una serie de pueblos llegados a través del mar. Hoy en día sabemos que los denominados genéricamente como “Los Pueblos del Mar” comprendían diversos grupos humanos entre los que se pueden citar:
- Sherden o Shardana: Probablemente de la Jonia Occidental
- Lukka: Del Suroeste de Anatolia
- Akawasha: Identificados con los aqueos
- Teresh o Turshas: Originarios de Lidia y probablemente los ancestros de los etruscos
- Shekelesh: Quizás provenientes de Sicilia
- Peleset o Prst: Se identifican con los filisteos bíblicos y se creen originarios de Creta
- Tjeker: De origen incierto
- Denyen: Originarios de Cilicia
- Weshesh: De origen incierto, probablemente anatolios

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