El tirano llegó y mostraba
sus insignias ante nosotros.
Alzó luego la mano y dijo:
nadie que no me siga vivirá.
Ni mantis religiosa
ni víbora ni hiena
son peores que el creyente
mata por convicción
por caridad.
José Agustín Goytisolo - Ante Nosotros
lunes, septiembre 24, 2007
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