Odiaba las tardes de domingo. Le parecían insoportables esas horas muertas en las que se empezaba a intuir el lunes entre la indolencia del día de fiesta. La quietud de las cosas le empujaba a pensar. Y pensaba, sobre todo en el futuro. Pensaba en aquellas cosas que iba a hacer y en el tiempo que le quedaba. Cuando pasaba eso, le invadía la prisa y su mente trabajaba a toda velocidad creando planes que garabateaba en notas de papel que acababan esparcidas sobre el escritorio. En esas ocasiones sentía como si todo tiempo fuera poco para la cantidad de cosas que aun le quedaban por hacer. Al cabo de unas horas, el propio esfuerzo le iba calmando poco a poco y volvía a sentirse inmerso en la indolencia de las tardes de domingo. Las odiaba. Si al menos ella estuviese aquí.
The Kinks - Days
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