Alvarado nace en Badajoz hijo de Gómez de Alvarado, comendador de la orden de Santiago y de Teresa Suárez de Moscoso, y, como muchos otros conquistadores, es un hijo segundón de la pequeña nobleza (hidalgos). No hay demasiados datos de su juventud pero se sabe que en 1509 se traslada a La Española (Santo Domingo) en compañía de sus hermanos Gonzalo, Jorge, Gómez, Hernando y Juan con los que participa en 1510 en la conquista de Cuba a las órdenes de Diego Velázquez. En Cuba, la vida no es muy próspera y las riquezas escasas, circunstancias que unidas a la ambición, le empujan a participar en la expedición de Juan de Grijalva a las costas de Yucatán (1518). Es uno de los primeros en regresar de la expedición con algunas muestras de oro lo que hacía suponer que podían existir grandes riquezas al otro lado del mar.
Cuando en 1519 Hernán Cortés decide emprender su expedición al continente, Alvarado le acompaña en calidad de primer capitán y se distingue por su valentía y arrojo que resultan paralelas a su crueldad y falta de escrúpulos, particularmente en la matanza de Cholula en la que murieron varios cientos (o miles) de indígenas. Cortés entra en Tenochtitlán el 8 de noviembre de 1519 y se convierte en huésped-secuestrador de Moctezuma II. Durante las semanas siguientes, los españoles quedan maravillados por la riqueza de la ciudad. Los mexicas llaman a Alvarado Tonatiuh (El Sol) por ser de elevada estatura, rubio y barbado.
Durante la primavera de 1520, Diego Velázquez ha enviado una expedición al continente para obligar a Cortés a volver a Cuba. Cortés se dirige a la Villa Rica de la Veracruz (el primer asentamiento español en México) y deja a Alvarado al mando en Tenochtitlán. Los hechos se precipitan y el 20 de mayo se produce la Matanza del Templo Mayor. No está claro lo que sucedió y existen dos versiones sobre el hecho; según la primera (de acuerdo a la descripción de Bernal Díaz del Castillo), Alvarado decide atacar a los sacerdotes y nobles congregados en el Templo Mayor durante una celebración en honor del Dios Huitzilopochtli ante la sospecha de que la celebración es la antesala de un ataque a los españoles y la indignación producida por la retirada de un crucifijo y la imagen de la Virgen María que había puesto Cortés; en la segunda versión (de fuente indígena), Alvarado decide el ataque como una forma de eliminar a la mayor parte de los dirigentes mexicas. En cualquiera de los casos, el resultado de la acción fue el desencadenamiento no ya de una cierta precaución de los mexicas ante los españoles, si no d una abierta hostilidad con indicios claros de una rebelión inminente. Cortés vuelve precipitadamente y trata de calmar los ánimos, obligando o convenciendo a Moctezuma para que se dirija al pueblo. Moctezuma es recibido a pedradas y, a consecuencia de una de ellas, morirá poco más tarde. La ciudad se revela y Cortés, que se da cuenta de la gravedad de la situación, decide que hay que salir de la ciudad.
Los españoles salen de Tenochtitlán la noche del 30 de junio de 1520 pero son atacados al cruzar la ciudad. Sufren numerosas bajas (muchas de ellas son soldados ahogados en los canales bajo el peso del oro) y Alvarado se distingue en el combate en el que salva la vida (realidad o leyenda) al realizar un salto prodigioso entre dos canales ayudándose con su lanza. Alvarado participa posteriormente en la toma y asedio de Tenochtitlán y entra en la ciudad con Cortés el 13 de agosto de 1521.
Tras la conquista de Tenochtitlán, Alvarado participa en la conquista de Guatemala, El Salvador y Honduras. Funda Santiago de los Caballeros (1524), hoy conocida como Antigua, y en 1527 vuelve a España para entrevistarse con el emperador Carlos quien lo nombra gobernador, capitán general y adelantado de Guatemala. A su vuelta a América es encarcelado por el gobernador de Nueva España y sólo es liberado tras la intercesión de Cortés. En este momento, se le ofrece participar en la conquista de los territorios al sur de Panamá consiguiendo un permiso para explorar la zona que corresponde a Ecuador. En 1534 embarca desde la costa del pacífico de Guatemala con destino a Ecuador y aunque llega a tierra firme, la expedición es un auténtico desastre. Se pierden en varias ocasiones, sufren enfermedades, frío y lluvias torrenciales, de tal modo que en agosto de 1534, con sus tropas absolutamente diezmadas y agotadas, llega a un acuerdo con Almagro y se retira a cambio de cien mil pesos.
Su carácter le impide estar asentado por mucho tiempo y pronto decide emprender una expedición a las Molucas pero el virrey Antonio de Mendoza le encarga que antes de partir vaya a sofocar la rebelión de chichimecas y caxcanes en Nueva Galicia (Jalisco actualmente). En esta expedición Alvarado encontrará su muerte. Durante una de las batallas (Nochistlán), algunos soldados a caballo se asustan y emprenden una retirada desordena en la que, literalmente, le atropellan. Alvarado sufre graves heridas y sufre una agonía de varios días que termina con su muerte el día 4 de julio de 1541. El conquistador de Tenochtitlán y superviviente de la Noche Triste, muere en un accidente causado por sus propios soldados.
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