lunes, octubre 01, 2007

Flores

Había estado vagando durante mucho tiempo arrastrado por la ansiedad del que necesita algo pero no sabe lo que busca. Miraba y no veía, oía y no escuchaba. A punto de claudicar, intuyó una silueta en la lejanía. Se acercó a ella, primero despacio, luego deseperadamente, como un náufrago en la tormenta. Y al acercarse, la silueta se convertió en respuesta, se transformó en certeza. Alargó los dedos; rozó su piel y, al contacto con ella, abrió los ojos. Por primera vez vio el color de las flores.


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