La sombra pronto se dio cuenta de que la persona no tenía sombra. Decidió acercarse a ella pero cuando estuvo frente a ella no supo que decir. Era la primera vez que estaba a solas con una persona que no fuera su persona y eso le creaba una cierta inseguridad. Sin embargo, pensó que para una persona tampoco sería tan fácil encontrarse con una sombra sin persona. Esa idea le dio ánimos, algo tenían en común. Hola –dijo la sombra, procurando aparentar un tono tan casual como le fue posible. Hola – respondió la persona aparentando normalidad. Verás – dijo la sombra, soy una sombra que se ha quedado sin persona y como te he visto aquí, sin sombra, he pensado que, a lo mejor, quizás... La persona sonrió y dijo: ¡vamos! La luz de una farola parpadeó y finalmente se apagó pero ya no quedaba nadie en la calle para darse cuenta.
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