Se van rompiendo
en la casa
como empujadas por un invisible quebrador voluntario;
no son las manos mías
ni las tuyas, no fueron
las muchachas de uña dura
y pasos de planeta:
no fue nada ni nadie,
no fue el viento
no fue el anaranjado mediodía ni la noche terrestre
Cosas que nadie rompe pero que se rompieron.
Pablo Neruda
domingo, octubre 08, 2006
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