viernes, diciembre 08, 2006

Garbo y el día D

Juan Pujol García (1912-1988) fue una de las personas claves para decidir el destino de la Segunda Guerra Mundial. Bajo el nombre en clave de Garbo urdió una trama de engaños que contribuyó a que Hitler creyese que el desembarco aliado tendría lugar en Calais, y desoyese los consejos de Rommel.

Juan Pujol nació en Barcelona en el seno de una familia de ideas liberales. Al inicio de la Guerra Civil Española fue llamado a filas en el nuevo Ejército Popular y según su declaración posteriormente se pasó de bando luchando al lado de los sublevados. En sus palabras, la experiencia de la guerra y de los desmanes cometidos en ambos frentes le llevó a repudiar los totalitarismos y el nazismo en especial. Al iniciarse la Guerra Mundial, Pujol decide hacer algo para apoyar la causa aliada y durante 1941 se ofrece varias veces a la embajada británica en Madrid y Lisboa para actuar como espía. Los británicos le rechazan en las tres ocasiones y Pujol adopta una estrategia diferente, será espía de los alemanes y entregará sus secretos a los británicos.

Se pone en contacto con agentes de la Abwehr en Madrid que no desprecian sus servicios tras contarles que es un funcionario del gobierno español que será trasladado a Londres próximamente. Los alemanes le ordenan que organice una red de espías en la capital británica. Pujol, que ha inventado toda la historia, se traslada a Lisboa y se inventa una red de espías. Con la ayuda de una guía de viajes, algunas revistas y su imaginación, envía informes a Berlín. Las historias, en general bien inventadas aunque con algunos errores, son bien recibidas en Berlín y Pujol se gana la confianza de los servicios de inteligencia alemanes.

A mediados de 1942, Pujol logra finalmente entrar en contacto con el MI6 británico y les convence de su capacidad para actuar de agente doble. Es enviado a Londres y se le asigna como compañero a otro agente, Tom Harris, con cuya colaboración refina los informes enviados a Berlín y amplía la red de agentes imaginarios al servicio de los alemanes hasta 27, incluyendo fascistas británicos, soldados americanos y todo tipo de personajes. Las historias que envía a la Abwehr están tan bien pergeñadas que los alemanes desisten en su idea inicial de enviar otros agentes a Londres. Una de las estrategias más comunes era enviar información verídica a destiempo. Así, Pujol envía un informe a los alemanes dando detalles exactos sobre la operación Torch (el desembarco aliado en el Norte de África) pero tiene la precaución de asegurarse que el informe llegue tras el inicio del desembarco.

A inicios de 1944, la inteligencia alemana está convencida de que el desembarco aliado en Europa es cuestión de pocos meses y le pide a Pujol que obtenga el máximo de información posible. La inteligencia británica decide intoxicar a los alemanes enviando información precisa y detallada pero falsa. A través de sus enlaces en Madrid, Garbo informa del desarrollo del operativo destinado al desembarco, bajo el nombre clave de Operación Fortitude. En los cinco primeros meses de 1944 envía más de 500 mensajes a sus enlaces alemanes en Madrid. A medida que pasa el tiempo, Pujol insiste cada vez más en que todos los indicios apuntan a que los aliados desembarcarán en el Paso de Calais (eventualmente esto apoyaba las ideas de Hitler) y que se prepara una operación menor de distracción en Normandía. Da detalles incluso de la composición de las fuerzas expedicionarias y cita los lugares de estacionamiento de las tropas aliadas en las Islas Británicas. Para completar el engaño, se fabrican cientos de blindados de cartón que se estacionan en áreas próximas al Paso de Calais bien visibles para el reconocimiento aéreo alemán.

Para hacer aún más creíble la historia, el 6 de junio de 1944 a las 3:00 AM (tres horas antes de la hora H), Garbo intenta contactar con los alemanes para comunicarles que el operativo de la invasión ha empezado pero que los movimientos en el área de Normandía son sólo una diversión y que el grueso del ejército expedicionario va a desembarcar en Calais. El operador alemán no está en su puesto y aunque se recibe el cable, queda en el vació. Al día siguiente envía un nuevo cable en tono indignado por la falta de respuesta alemana. Su credibilidad está al máximo en estos momentos. Así, el día 9, se pone en contacto con los alemanes de nuevo y les indica que no deben mover las tropas del área de Calais ya que la Primera División Blindada de Patton aún está en el sur de Inglaterra y se dispone a ser trasladada al continente por Calais. El Estado mayor alemán, por orden del mariscal von Rundstedt y en contra de la opinión de Rommel, decide bloquear 19 divisiones de infantería y dos divisiones blindadas en Calais, lo que da tiempo a los aliados a establecer y asegurar cabezas de puente en las playas del desembarco y trasladar a la totalidad del ejército expedicionario, sellando así la suerte del desembarco. A los pocos días, Hitler concede a Pujol la Cruz de Hierro en atención a sus “valiosos méritos”.

En septiembre de 1944, el MI6 decide retirar a Pujol por miedo a que le descubran. Tras la guerra, Pujol se trasladó a Venezuela y murió en Caracas en 1988. Juan Pujol fue la única persona condecorada simultáneamente con la Cruz de Hierro alemana y con la Orden del Imperio Británico por servicios prestados durante la guerra.

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