Al divisar al pastor, Chonkin, deseoso de un poco de charla, se acercó a la portilla del huerto y gritó:
- ¡Eh, tú! ¿Qué tal van las cosas?
Tirando de las bridas, detuvo Liosha el caballo y miró con curiosidad a Chonkin, al cual veía por primera vez.
-Tirando -respondió, tras una breve reflexión. Hay quien vive peor.
Luego, alzando los ojos al cielo, observó Chonkin:
- Hoy, por las trazas, tendremos buen tiempo.
- Lo tendremos, si no llueve -contestó Liosha.
- Sin nubes no suele llover -dictaminó Chonkin.
- Sin nubes, no.
- Aunque sucedes a veces que, aun habiendo nubes, no llueve.
- A veces sucede eso -convino Liosha.
Dicho esto se separaron. Liosha se marchó y Chonkin regresó a la isba.
Vladimir Voinóvich - Vida e insólitas aventuras del soldado Iván Chonkin. (fragmento)
lunes, noviembre 17, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario