lunes, junio 26, 2006

Mijaíl Bulgákov

Mijaíl Afanasievich Bulgákov (Михаил Афанасьевич Булгаков) (1891–1940): Escritor y dramaturgo de la primera mitad del siglo XX. Mijaíl Bulgákov nació en Kiev, Ucrania, primogénito de un profesor de teología. Los hermanos Bulgákov se alistaron en el Ejército Blanco, y tras la guerra civil, acabaron en París, excepto Mijaíl. Mijaíl Bulgákov, que se alistó como doctor, acabó en el Cáucaso, donde empezó a trabajar como periodista. A pesar de su situación, relativamente privilegiada durante el régimen de Iósif Stalin, le impidieron emigrar o visitar a sus hermanos en Occidente.

En 1913 Bulgákov se casó con Tatiana Lappa. En 1916, se graduó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Kiev. En 1921, se trasladó junto con Tatiana a Moscú. Tres años después, se divorció de su primera esposa y se volvió a casar con Lyubov' Belozerskaya. En 1932, Bulgákov se esposó, por tercera vez, con Yelena Shilovskaya. Durante la última década de su vida, Bulgákov siguió trabajando en El maestro y Margarita, escribió obras de teatro, críticas y relatos e hizo varias traducciones y dramatizaciones de novelas.

Bulgákov nunca apoyó al régimen, y se mofó del mismo en varias de sus obras. La mayor parte de ellas permaneció en los cajones de su escritorio durante varisa décadas. En 1938 escribió una carta a Stalin solicitando permiso para emigrar y recibió una llamada personal denegándoselo. Bulgákov murió a causa de un problema renal hereditario en 1940 y fue enterrado en el cementerio moscovita de Novodevichy.

Extraído de Wikipedia

"¿Me permiten que me siente? - preguntó el caballero cortésmente, y os escritores tuvieron que hacerle sitio.

El extranjero se sentó entre ellos con prontitud y enseguida tomó parte en la conversación.

- Si no me equivoco, usted acaba de decir que Cristo no ha existido - dijo volviendo hacia Berlioz su ojo izquierdo, el verde.

- No, no se equivoca - respondió Berlioz -, eso es exactamente lo que había dicho.


- ¡Oh!, qué interesante! - exclamó el extranjero.

¿Qué diablos querrá este?, pensó Desamparado frunciendo el entrecejo.

- Y usted, ¿está de acuerdo con su interlocutor? - se interesó el desconocido, volviéndose hacia Desamparado.

- ¡Cien por cien! - asintió el poeta, al que le gustaban las expresiones afectadas y metafóricas.

- ¡Sorprendente! - exclamó el entrometido interlocutor, y, mirando furtivamente en derredor, redujo la voz, ya baja, a un murmullo y dijo: Perdonarán mi insistencia, pero me parece entender que, además, no creen en Dios - y añadió con expresión alarmada -: ¡Les juro que no se lo diré a nadie!...

... El detenido se tambaleó, pero pudo dominarse, le volvió el color, recobró la respiración y respondió con voz ronca:

- Te he comprendido. No me pegues.

Enseguida volvió ante el procurador.

Se oyó una voz apagada y enferma.

- ¿Nombre?

- ¿El mío? - preguntó deprisa el detenido, descubriendo con su expresión que estaba dispuesto a contestar sin provocar la ira.

El procurador dijo por lo bajo:

- Sé mi nombre. No quieras hacerte más tonto de lo que eres. El tuyo.

- Joshúa - respondió el arrestado rápidamente.

- ¿Tienes apodo?

- Ga-Nozri"


Mijaíl Bulgákov - El Maestro y Margarita




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