martes, junio 20, 2006

Tiempo perdido

Pepe estaba preocupado. Esa mañana había recibido una carta que le decía que tenía que personarse en el juzgado para una declaración. Como no sabía de que se trataba su inquietud iba en aumento. Durante los siguientes siete días cada vez estaba más y más nervioso. Se decía a sí mismo que no debía ser nada importante. Quizás una multa sin pagar. A pesar de todo, el último día antes de la cita no pudo ni dormir por la noche. Por fin, al amanecer se levantó de la cama, fue al baño, se duchó, se afeitó, se vistió lo más formal que pudo y esperó sentado en un sillón del comedor a que llegase la hora de ir al juzgado. SBajó las escaleras, entró en el aparcamiento, subió al coche y se dirigió hacia el juzgado. Empezó su recorrido. Primera, segunda, frena. Arranca; semáforo; para. Arranca, gira, aparca. Salió de su coche y se encaminó hacia el edificio del juzgado. Buscó en los letreros: “Juzgado de instrucción número 13”. Llega, pregunta. No, disculpe, ha habido un error, aunque usted se llama igual su número de documento no coincide. Disculpe de nuevo. Subió al coche. Arranca, segunda, giro. Frena. Primera, segunda, semáforo. Para. Arranca, aparca. Salió del coche, volvió a su casa, se desvistió y se metió en la cama. Nunca podría recuperar la semana perdida sin dormir.






Carly Simon - You're so Vain

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