martes, diciembre 30, 2008

Receta para crear un nuevo año

Aunque para la mayoría de nosotros el tiempo transcurre sin que tengamos ninguna intervención en ello, este discurrir del tiempo es cualquier cosa menos natural. Sí, no se asombre, el tiempo se fabrica; quizás no de una manera consciente, pero se fabrica. ¿Tal vez no se había dado cuenta lo rápido que pasa el tiempo en algunas situaciones y lo lento que transcurre en otras? ¿Percepciones, dice usted? ¡Qué va, no sea iluso! Gracias a mi amistad con el afamado profesor M. –gran e ilustre vidente africano del que ya les hablé en alguna ocasión- he tenido acceso a la receta para fabricar tiempo. Bien, en realidad esta receta solo sirve para fabricar un nuevo año. pero le resultará muy útil e impresionará a sus conocidos, amistades y familiares. Las instrucciones son las siguientes:

Ponga en un caldero (le vale lo mismo una olla, una perola e incluso una sartén) un par de cucharadas colmadas de su vida anterior. Previamente habrá tenido la precaución de eliminar de este ingrediente todo aquello que pueda amargar el guiso. Este detalle es importantísimo y es aquí en dónde se producen la mayoría de fallos en la receta. Una vez hecho esto, añada unos deseos, pero tenga cuidado, que si todo sale bien, se pueden cumplir. Remueva con cariño y delicadeza y eche ahora un chorrito de sentimientos variados según su gusto (los venden en sobres de a cinco; personalmente les recomiendo los de sabor a risa y beso). Deje reposar la masa a sol y sereno hasta que doble su volumen. Métala en el horno a treinta y siete grados y cuando falten cinco minutos para las doce de la noche del día 31 de diciembre, sáquela y déjala reposar cinco minutos. A las doce en punto, ¡voilà!, estará lista para comer. Si ha seguido fielmente estas instrucciones tendrá trescientas sesenta y cinco raciones (aunque a veces se obtiene una ración extra).

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