jueves, agosto 17, 2006

Imaginario (8)

El mito del Golem (גולם) está muy arraigada en la tradición renacentista centroeuropea. Esta leyenda, que tiene sus orígenes en la tradición judía más antigua, se refiere a la generación de un ser animado con apariencia humana aunque con una inteligencia limitada que sólo le sirve para poder ejecutar las órdenes simples de su creador al que, en principio, no puede desobedecer. La palabra golem proviene del hebreo gelem (גלם) que significa materia prima y es sinónimo de estúpido o falto de inteligencia.

La tradición más arraigada describe que el rabino Yehuda Loew ben Betzalel (más conocido como el Maharal de Praga)
confeccionó un golem mediante encantamientos cabalísticos . El golem estaba hecho de arcilla, no poseía mucha inteligencia y era mudo. Le puso como nombre Yossele (José) y lo utilizaba de criado y espía. El golem llevaba escrita la palabra emeth (verdad) en su frente. Cada viernes, el rabino borraba la primera letra y la palabra quedaba transformada en meth (muerte) con lo que el golem moría, volvía a transformarse en un montón de arcilla y podía celebrarse el sabbath. Según cuenta la leyenda, un viernes el rabino se olvidó de borrar la letra "e" y el golem empezó a causar disturbios durante la lectura del salmo 92 en la celebración del sabbath. El rabino tuvo que luchar con el golem hasta poder borrar la letra y desactivarlo. El rabino volvió a la sinagoga y leyó de nuevo el salmo 92. A partir de ese momento en la sinagoga de Praga se leía dos veces el salmo 92 cada viernes. La historia novelada de esta leyenda puede encontrarse en la obra de Gustav Meyrink "El Golem" (1915).

Esta leyenda del golem no es la única. Otra leyenda conocida acerca de un golem es la de Elías de Chelm. En este caso, el golem lleva escrito en su frente el nombre de Dios (que según la tradición judía no puede ser pronunciado). El golem crece y crece y se vuelve destructivo, atacando a los judíos. La historia termina cuando, tras una lucha, Elías logra borrar la palabra y el golem muere.

En un sentido amplio, la tradición del golem no es solamente judía. Por ejemplo, se dice que Arnau de Vilanova (1245-1313) intentó crear lo que se denominó un homúnculo mezclando esperma y sangre. Algo similar se dice de Paracelso (1493-1541) del que se conserva una supuesta receta: "Si el esperma dentro de un vaso cerrado se entierra en estiércol de caballo durante unos 40 días y se magnetiza adecuadamente, el homúnculo empieza a vivir y a moverse. Después de este periodo adquiere forma y apariencia humana, pero transparente y sin cuerpo. Si en ese momento se le alimenta con el arcano de la sangre humana durante 40 semanas, el homúnculo nacerá"

El mito del golem también forma parte de otros mitos modernos como el del monstruo de Frankenstein de la obra de Mary W. Shelley. En este caso, el monstruo no está hecho de arcilla sino de partes de cadáveres. Aunque en las distintas versiones cinemtográficas el monstruo tiene una inteligencia muy limitada, en la obra de Shelley posee capacidad para pensar de forma lógica e incluso elabora reflexiones profundas sobre su condición y destino.

En el fondo del mito del golem no está otra cosa que el deseo del ser humano de ser capaz de crear vida a partir de la materia y dar una explicación al origen de la vida.

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