Tras el levantamiento de la guarnición de Melilla el día 17 de julio de 1936, los hechos se precipitan. El día 17, el gobierno republicano no toma demasiado en serio el levantamiento y lo considera una insurrección limitada al norte de África. Sin embargo, el día 18 se sublevan la mayor parte de las guarniciones de Andalucía y el general Queipo de Llano toma Sevilla en una osada maniobra. Cádiz y Córdoba quedan en manos de los sublevados. En Granada la situación queda inicialmente en tablas entre los sublevados y los fieles al gobierno legal pero la negativa del gobierno de armar a los civiles permite a los militares sublevados ganar la ciudad el día 20. En Málaga la guarnición se subleva pero la lealtad de la marina permite reducir a los golpistas y la ciudad queda en manos de la República. En Jaen y Almería la sublevación fracasa desde el inicio. En el resto del país se vive una calma tensa y los partidos de izquierda y los sindicatos piden al gobierno que distribuya armas a los trabajadores, a lo que el gobierno, que aun tiene esperanzas de controlar a los sublevados por medios constitucionales, se niega.
Franco se traslada a Africa desde Canarias y toma el mando del Ejército de África, sin duda el más profesionalizado de todas la fuerzas armadas.
El 19 de julio se produce el levantamiento del resto de guarniciones. En Barcelona, el general Fernández Burriel se declara en armas contra la República y acuartela a la tropa a la espera de la llegada del general Goded desde Mallorca. Sin embargo, el Comisario de Orden Público de la Generalitat, Frederic Escofet, logra mantener la lealtad de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. Los anarquistas de la CNT, fuerza mayoritaria entre los trabajadores de Catalunya, salen a la calle y asaltan varios arsenales y cuarteles con lo que consiguen armas disponiéndose a defender la ciudad junto con la Guardia Civil y la Guardia de asalto. A la llegada de Goded, éste intenta convencer a la Guardia Civil de que se una a la sublevación, pero este cuerpo se mantiene leal y los sublevados se ven forzados a intentar tomar la ciudad. Se desarrollan feroces combates en la Avenida Diagonal, el Paseo de Gracia y la Plaza de Cataluña (fotografía). Finalmente, los sublevados son derrotados gracias a la actuación combinada de la CNT y los cuerpos militares fieles al gobierno. Goded es detenido y la ciudad es tomada literalmente por los milicianos de la CNT.
En Madrid la situación es aún más confusa. El presidente del gobierno, Casares Quiroga, accede a armar a los sindicatos y partidos, repartiéndose unos 65.000 fusiles a los milicianos, aunque la mayoría de las armas son inútiles para el servicio. Por su parte, el general Fanjul se pone al mando de las tropas sublevadas en el Cuartel de la Montaña. El cuartel es asediado por los milicianos, bombardeado y finalmente asaltado. La mayoría de los sublevados son asesinados (fotografía).
En otras ciudades suceden hechos similares. La rebelión triunfa en casi toda Castilla la Vieja pero fracasa en Castilla-La Mancha. En el Norte, el País Vasco permanece fiel a la República. Galicia cae en manos de los sublevados así como Zaragoza y parte de Extremadura, excepto Badajoz que consigue resistir.
Las Baleares quedan divididas. Mientras Mallorca está en manos de los sublevados, Menorca e Ibiza siguen fieles a la República.
El 20 de julio, el general Sanjurjo que se dirigía a España para ponerse al mando de la rebelión fallece en un accidente de avión. Franco y Mola quedan como las figuras más relevantes entre los sublevados.
El 21 de julio la situación ya se ha estabilizado. La sublevación ha fracasado en la mayoría de las grandes ciudades a excepción de Sevilla y Zaragoza. Las zonas industriales están en manos de la República pero la mayoría de zonas agrícolas está en poder de los rebeldes. Por lo que respecta al ejército de tierra, cada bando cuenta aproximadamente con la mitad de los efectivos totales aunque hay una diferencia clave. Mientras la República cuenta con tropas de remplazo, mal equipadas, los facciosos controlan todo el ejército de África incluyendo a la Legión y los regulares marroquíes. La flota está completamente en manos del gobierno legal así como la mayoría de la aviación.
La Guerra Civil había empezado. terminaría casi tres años más tarde causando unos 300.000 muertos en la contienda, otros 200.000-300.000 en la represión posterior, medio millón de exiliados y 40 años de una de las más negras dictaduras de la historia de Europa.
Franco se traslada a Africa desde Canarias y toma el mando del Ejército de África, sin duda el más profesionalizado de todas la fuerzas armadas.
El 19 de julio se produce el levantamiento del resto de guarniciones. En Barcelona, el general Fernández Burriel se declara en armas contra la República y acuartela a la tropa a la espera de la llegada del general Goded desde Mallorca. Sin embargo, el Comisario de Orden Público de la Generalitat, Frederic Escofet, logra mantener la lealtad de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto. Los anarquistas de la CNT, fuerza mayoritaria entre los trabajadores de Catalunya, salen a la calle y asaltan varios arsenales y cuarteles con lo que consiguen armas disponiéndose a defender la ciudad junto con la Guardia Civil y la Guardia de asalto. A la llegada de Goded, éste intenta convencer a la Guardia Civil de que se una a la sublevación, pero este cuerpo se mantiene leal y los sublevados se ven forzados a intentar tomar la ciudad. Se desarrollan feroces combates en la Avenida Diagonal, el Paseo de Gracia y la Plaza de Cataluña (fotografía). Finalmente, los sublevados son derrotados gracias a la actuación combinada de la CNT y los cuerpos militares fieles al gobierno. Goded es detenido y la ciudad es tomada literalmente por los milicianos de la CNT.
En Madrid la situación es aún más confusa. El presidente del gobierno, Casares Quiroga, accede a armar a los sindicatos y partidos, repartiéndose unos 65.000 fusiles a los milicianos, aunque la mayoría de las armas son inútiles para el servicio. Por su parte, el general Fanjul se pone al mando de las tropas sublevadas en el Cuartel de la Montaña. El cuartel es asediado por los milicianos, bombardeado y finalmente asaltado. La mayoría de los sublevados son asesinados (fotografía).
En otras ciudades suceden hechos similares. La rebelión triunfa en casi toda Castilla la Vieja pero fracasa en Castilla-La Mancha. En el Norte, el País Vasco permanece fiel a la República. Galicia cae en manos de los sublevados así como Zaragoza y parte de Extremadura, excepto Badajoz que consigue resistir.
Las Baleares quedan divididas. Mientras Mallorca está en manos de los sublevados, Menorca e Ibiza siguen fieles a la República.
El 20 de julio, el general Sanjurjo que se dirigía a España para ponerse al mando de la rebelión fallece en un accidente de avión. Franco y Mola quedan como las figuras más relevantes entre los sublevados.
El 21 de julio la situación ya se ha estabilizado. La sublevación ha fracasado en la mayoría de las grandes ciudades a excepción de Sevilla y Zaragoza. Las zonas industriales están en manos de la República pero la mayoría de zonas agrícolas está en poder de los rebeldes. Por lo que respecta al ejército de tierra, cada bando cuenta aproximadamente con la mitad de los efectivos totales aunque hay una diferencia clave. Mientras la República cuenta con tropas de remplazo, mal equipadas, los facciosos controlan todo el ejército de África incluyendo a la Legión y los regulares marroquíes. La flota está completamente en manos del gobierno legal así como la mayoría de la aviación.
La Guerra Civil había empezado. terminaría casi tres años más tarde causando unos 300.000 muertos en la contienda, otros 200.000-300.000 en la represión posterior, medio millón de exiliados y 40 años de una de las más negras dictaduras de la historia de Europa.
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