En 1965 Nicolae Ceaucescu se erige en líder del Partido Comunista de Rumanía y se convierte de hecho en el dictador del país. Declara que Rumanía debe alcanzar los 25 millones de habitantes para poder crecer económicamente y se instaura la política del "nuevo hombre". En 1966, el gobierno aprueba por sorpresa el Decreto 770 que prohibe el aborto (autorizado desde 1957 aunque con restricciones) y cualquier método contraceptivo. Se establece una política de natalidad en la que tener hijos se convierte en una obligación de los ciudadanos. Todas las mujeres menores de 45 años son sometidas a revisiones ginecológicas periódicas para determinar que no utilizan métodos contraceptivos ni han abortado. La política oficial es que toda mujer debe tener al menos cinco hijos si no hay causa física que lo impida. Se otorgan als medallas de "Madre Heroica" a las mujeres que tienen más de 10 hijos, "Gloria Maternal" a las que tienen de siete a nueve hijos y la "Medalla de la Maternidad" a las madres de cinco a siete hijos. Entre 1967 y 1972 han nacido más de dos millones de niños, muchos de ellos no deseados o que simplemente no podían ser mantenidos por sus padres por lo que eran abandonados en las calles.
Aunque el aborto es ilegal se promueve entre los gitanos como modo de control poblacional. En paralelo, los niños con deficiencias psíquicas o físicas incurables son recluídos en "sanatorios" que actúan como auténticos centros de exterminio por hambre y enfermedades ya que los niños no son alimentados ni son tratados de sus dolencias. En alguno de ellos, la mortalidad supera el 50% en los seis meses desde el ingreso. Por otra parte, los niños del Decreto 770, son educados en el culto al líder y en la megalomanía de Ceacescu en su proyecto del hombre nuevo.
A partir de 1972, la economía rumana entra en una fase de crisis que se acentúa con el tiempo. Muchas mujeres ven imposible cumplir la política de natalidad y deben someterse a abortos clandestinos en las condiciones más infames. La mortalidad entre las mujeres embarazadas se triplica en poco tiempo. Las mujeres que abortan pueden ser condenadas a durísimas penas de cárcel. Se calcula que unas 10.000 mujeres fallecieron a consecuencia de los abortos clandestinos.
Poco a poco el régimen da cada vez más muestras de descomposición. El 17 de diciembre de 1989 se produce una revuelta en Timisoara que es dispersada con fuego real por el ejército. La revuelta se extiende a Bucarest. El 22 de diciembre, Ceacescu se dirige a la multitud congregada ante el Palacio del Pueblo que le abuchean y piden el fin del régimen. Tras una breve huída, Ceacescu y su mujer son capturados, juzgados (entre otros cargos por genocido) y fusilados pocas horas más tarde (25 de diciembre de 1989). Una de las herencias del régimen fue la tasa de mortalidad infantil más alta de Europa y el porcentaje de niños abandonados más elevado del continente.
Aunque el aborto es ilegal se promueve entre los gitanos como modo de control poblacional. En paralelo, los niños con deficiencias psíquicas o físicas incurables son recluídos en "sanatorios" que actúan como auténticos centros de exterminio por hambre y enfermedades ya que los niños no son alimentados ni son tratados de sus dolencias. En alguno de ellos, la mortalidad supera el 50% en los seis meses desde el ingreso. Por otra parte, los niños del Decreto 770, son educados en el culto al líder y en la megalomanía de Ceacescu en su proyecto del hombre nuevo.
A partir de 1972, la economía rumana entra en una fase de crisis que se acentúa con el tiempo. Muchas mujeres ven imposible cumplir la política de natalidad y deben someterse a abortos clandestinos en las condiciones más infames. La mortalidad entre las mujeres embarazadas se triplica en poco tiempo. Las mujeres que abortan pueden ser condenadas a durísimas penas de cárcel. Se calcula que unas 10.000 mujeres fallecieron a consecuencia de los abortos clandestinos.
Poco a poco el régimen da cada vez más muestras de descomposición. El 17 de diciembre de 1989 se produce una revuelta en Timisoara que es dispersada con fuego real por el ejército. La revuelta se extiende a Bucarest. El 22 de diciembre, Ceacescu se dirige a la multitud congregada ante el Palacio del Pueblo que le abuchean y piden el fin del régimen. Tras una breve huída, Ceacescu y su mujer son capturados, juzgados (entre otros cargos por genocido) y fusilados pocas horas más tarde (25 de diciembre de 1989). Una de las herencias del régimen fue la tasa de mortalidad infantil más alta de Europa y el porcentaje de niños abandonados más elevado del continente.
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