lunes, julio 10, 2006

70 años: Los antecedentes (4): de la Revolución de Asturias a las elecciones de 1936




En muchos aspectos, el gobierno radical-cedista se convirtió en intento de retorno al viejo caciquismo imperante en la España de la restauración. Algunas decisiones, como la amnistía al general Sanjurjo condenado por el intento de golpe de estado de 1932 (conocido como la sanjuanada) al mismo tiempo que los revolucionarios de Asturias y Cataluña permanecían en prisión, contribuyeron a forjar la imagen de un gobierno ultraconservador que poco a poco se escoraba hacia el autoritarismo. El gobierno, deroga la Ley de Congregaciones y asigna nuevamente un presupuesto a la Iglesia Católica, revisa la Ley de Reforma Agraria anulando la mayoría de expropiaciones, suspende el Estatuto de Autonomía de Cataluña e impide la aprobación del Estatuto de Autonomía vasco además de otras decisiones que pueden calificarse, sin mucha duda, de abiertamente reaccionarias. Esta situación política, juntamente con una economía en deflación provocaron un malestar generalizado entre las masas obreras mayoritariamente encuadradas en el sindicato socialista UGT y en la anarquista CNT.

Por otra parte, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) encabezada por Gil Robles (en la foto de la izquierda) daba claros signos de simpatía por el fascismo italiano y su lema: "Creer, Obedecer, Combatir". En esta tesitura, la izquierda y principalmente el sector del PSOE encabezado por Largo Caballero, adoptan una estrategia de confrontación abierta de la que el máximo ejemplo fue la Revolución de Asturias.

Sin embargo, el detonante de la situación política fue un escándalo de corrupción conocido como el "estraperlo". Dos empresarios de los juegos de azar (Strauss y Perlowitz, de ahí Stra-Perlo) inventaron un tipo de ruleta (trucada) que intentaron introducir en España donde los juegos de azar estaban prohibidos. Ante las dificultades para obtener aprobación para el juego, entraron en contacto con Aurelio Lerroux, hijo adoptivo de Alejandro Lerroux, líder del Partido radical en el gobierno. Gracias a la mediación de Aurelio Lerroux, la ruleta fue provisionalmente autorizada en San Sebastián, Madrid y Mallorca, pero al poco tiempo se clausuraron sus instalaciones. Ante esta prohibición, los empresarios escribieron una carta al presidente de la República demandando una indemnización por el cierre de sus locales. La investigación iniciada desde la presidencia puso de relieve que diversos cargos del Partido Radical y del Partido Republicano eran partícipes del fraude. Este hecho fue aprovechado por el PSOE e Izquierda Republicana para desgastar duramente al gobierno y destruir al Partido Radical, lo que obligó al presidente de la Reública aconvocar elecciones para el 16 de febrero de 1936. A estas alturas, el centro político no existía ya en España y las elecciones se afrontaban como una lucha entre la izquierda y la derecha.

Las izquierdas se aglutinaron en el Frente Popular que incluía al PSOE, a su sindicato, la UGT, al incipiente Partido Comunista, al POUM, Esquerra Republicana y otros partidos regionales de izquierda y contaba con la neutralidad, si no con el apoyo implícito del sindicato anarquista CNT siempre renuente a participar en las elecciones.

Por su parte, la derecha se aglutinó en el Frente Nacional, encabezado por la CEDA de Gil Robles y que incluía a partidos conservadores, monárquicos, tradicionalistas y a la Falange de José Antonio Primo de Rivera.

Las elecciones de 1936 se celebran en un ambiente de radicalización creciente. Lo que para unos es el último puente que defender ante la victoria del fascismo, para otros es la última oportunidad de detener al bolchevismo.

Los resultados de las elecciones dieron una pequeña ventaja en votos al Frente Popular:

- Votantes: 9.683.335 (71,4%)
- Frente Popular: 4.654.116 (34,3%)
- Frente Nacional: 4.503.505 (33,2%)
- Otros (como el PNV: 525.714 (5,4%)

El reparto de escaños fue el siguiente:

Frente Popular: 263 diputados

* PSOE 88 diputados
* IR 79 diputados
* UR 34 diputados
* ERC 22 diputados
* PCE 14 diputados
* Acció Catalana 5 diputados
* ORGA 3 diputados
* Otros: 18 diputados

Por parte del Frente Nacional: 202 diputados

* CEDA 101 diputados
* Partido del centro 21 diputados
* Comunión Tradicionalista 15 diputados
* Renovación Española: 13 diputados
* Lliga Regionalista 12 diputados
* Partido Agrario 11 diputados
* Partido Radical 9 diputados
* Otros: 28 diputados

Los resultados de las elecciones mostraban la desaparición de los partidos de centro y el quebrantamiento de la sociedad en dos mitades casi iguales y difícilmente reconciliables.

Anexo I

Los 18 puntos programáticos de la CEDA (22-IV-1934)

















1. Espíritu español. Pensar en España. Trabajar por España. Morir por España.
2. Disciplina. Los jefes no se equivocan.
3. Juventud. Fe. Arrojo. Voluntad. Espíritu joven en la política nueva. Derogación de la legislación sectaria, socializante y antiespañola.
4. Familia cristiana frente a modernismo pagano.
5. Fortaleza de la raza. Educación premilitar. Abolición del soldado de cuota.
6. Libertad de enseñanza. Los hijos no son del Estado.
7. El amor de la región, base del amor a España.
8. Especialización. Más preparación y menos discursos.
9. Nuestra revolución es justicia social. Ni capitalismo egoísta ni marxismo destructor.
10. Más propietarios y más justa distribución de la riqueza.
11. Guerra al señoritismo decadente y a la vagancia profesional. Reconocimiento de todas las actividades.
12. Antiparlamentarismo. Antidictadura. El pueblo se incorpora al Gobierno de un modo orgánico y jerárquico, no por la democracia degenerada.
13. Reconstrucción de España. Guerra a la lucha de clases. La economía al servicio de la nación.
14. España fuerte, respetada en el mundo.
15. Primero, la razón. Frente a la violencia, la razón y la fuerza.
16. Prestigio de la autoridad. Poder ejecutivo fuerte. Prevenir mejor que reprimir.
17. Ante los mártires de nuestro ideal: ¡Presente y adelante!
18. Ante todo, España. Y sobre España, Dios.

Anexo II

El Programa del Frente Popular

Como supuesto indispensable de paz pública, los partidos coaligados se comprometen:

I

A conceder por una ley una amplia amnistía de los delitos políticos sociales cometidos posteriormente a noviembre de 1933, aunque no hubieran sido considerados como tales por los Tribunales. Alcanzará también a aquellos de igual carácter no comprendidos en la ley de 24 de abril de 1934. Se revisarán, con arreglo a la ley, las sentencias pronunciadas en aplicación indebida de la de Vagos por motivos de carácter político; hasta tanto que se habiliten las instituciones que en dicha ley se prescriben, se restringirá la aplicación de la misma y se impedirá que en lo sucesivo se utilice para perseguir ideales o actuaciones políticas.

II

Los funcionarios y empleados públicos que hayan sido objeto de suspensión, traslado o separación, acordada sin garantía de expediente o por medio de persecución política, serán repuestos en sus destinos.

El Gobierno tomará las medidas necesarias para que sean readmitidos en sus respectivos puestos los obreros que hubiesen sido despedidos por sus ideas o con motivo de huelgas políticas en todas las corporaciones públicas, en las empresas gestoras de servicios públicos y en todas aquellas en que el Estado tenga vínculo directo.

Por lo que se refiere a las empresas de carácter privado, el Ministerio de Trabajo adoptará las disposiciones conducentes a la discriminación de todos los casos de despido que hubieran sido fundados en un momento político social y que serán sometidos a los Jurados Mixtos para que éstos amparen en su derecho, con arreglo a la legislación anterior a noviembre de 1933 a quienes hubieren sido indebidamente eliminados.

III

Se promulgará una ley concediendo a las familias de las víctimas producidas por las fuerzas revolucionarias o por actos ilegales de la autoridad y la fuerza pública en la represión la adecuada reparación del daño inferido a las personas.

En defensa de la libertad y de la justicia, como misión esencial del Estado republicano y de su régimen constitucional, los partidos coaligados:

1. Restablecerán el imperio de la Constitución. Serán reclamadas las transgresiones cometidas contra la ley fundamental. La Ley orgánica del Tribunal de Garantías habrá de ser objeto de reformas, a fin de impedir que la defensa de la Constitución resulte encomendada a conciencias formadas en una convicción o en un interés contrarios a la salud del régimen.
2. Se procederá a dictar las leyes orgánicas prometidas por la Constitución, que son necesarias para su normal funcionamiento, y especialmente las leyes Provincial y Municipal, que deberán inspirarse en el respeto más riguroso a los principios declarados en aquélla. Se procederá por las Cortes a la reforma de su reglamento, modificando la estructura y funciones de las Comisiones parlamentarias, a cuyo cargo correrá, con el auxilio de los organismos técnicos a ellas incorporados, el trámite formativo de las leyes.
3. Se declara en todo su vigor el principio de autoridad; pero se compromete su ejercicio sin mengua de las razones de libertad y justicia. Se revisará la ley de Orden Público, para que, sin perder nada de su eficacia defensiva, garantice mejor al ciudadano contra la arbitrariedad del Poder, adoptándose también las medidas necesarias para evitar las prórrogas abusivas de los estados de excepción.
4. Se organizará una Justicia libre de los viejos motivos de jerarquía social, privilegio económico y posición política. La Justicia, una vez reorganizada, será dotada de las condiciones de independencia que promete la Constitución. Se simplificarán los procedimientos en lo civil; se imprimirá mayor rapidez al recurso ante los Tribunales Contencioso-administrativos, ampliando su competencia, y se rodeará de mayores garantías al inculpado en lo criminal. Se limitarán los fueros especiales, singularmente el castrense, a los delitos netamente militares. Y se humanizará el régimen de prisiones, aboliendo malos tratos o incomunicaciones no decretadas judicialmente.
5. Los casos de violencia de los agentes de la fuerza pública acaecidos bajo el mando de los Gobiernos reaccionarios aconsejan llevar a cabo la investigación de responsabilidades concretas hasta el esclarecimiento de la culpa individual y su castigo. Se procederá a encuadrar las funciones de cada Instituto dentro de los fines de su respectivo reglamento; serán seleccionados sus mandos y se sancionará con la separación del servicio a todo agente que haya incurrido en malos tratos o parcialidad política. El Cuerpo de Vigilancia se organizará con funcionarios aptos y de cumplida lealtad al régimen.
6. Se revisarán las normas de disciplina de los funcionarios, estableciendo sanciones graves para toda negligencia o abuso en favor de intereses políticos o en daño del Tesoro público.

IV

Los republicanos no aceptan el principio de la nacionalización de la tierra y su entrega a los campesinos, solicitado por los delegados del partido socialista. En cambio, consideran conveniente una serie de medidas que se proponen la redención del campesino y del cultivador medio y pequeño, no sólo por ser obra de justicia, sino porque constituye la base más firme de reconstrucción económica nacional.

Para la reforma de la propiedad de la tierra, dictarán nueva Ley de Arrendamientos. Estimularán las formas de cooperación y fomentarán las explotaciones colectivas. Llevarán a cabo una política de asentamientos de familias campesinas, dotándolas de los auxilios técnicos y financieros precisos. Dictarán normas para el rescate de bienes comunales. Derogarán la ley que acordó la devolución y el pago de las fincas de la nobleza.

Nuestra industria no se podrá levantar de la depresión en que se encuentra si no se procede a ordenar todo el complejo sistema de protecciones que el Estado dispensa, según criterio estricto de coordinada subordinación al interés general de la economía.

En consecuencia, procederá un sistema de leyes que fije las bases de la protección a la industria, comprendiendo las arancelarias, exenciones fiscales, métodos de coordinación, regulación de mercados y demás medios de auxilio que el Estado dispense en interés de la producción nacional, promoviendo el saneamiento financiero de las industrias, a fin de aligerar cargas de especulación que, gravando su rentabilidad, entorpece su desenvolvimiento.

V

Los republicanos consideran la obra pública no sólo como modo de realizar los servicios habituales del Estado o como mero método circunstancial e imperfecto de atender al paro, sino como medio potente para encauzar el ahorro hacia las más poderosas fuentes de riqueza y progreso, desatendidas por la iniciativa de los empresarios.

1. Se llevarán a cabo grandes planes de construcciones de viviendas urbanas y rurales, servicios cooperativos y comunales, puertos, vías de comunicación, obras de riego o implantación de regadío y transformación de terreno.
2. Para llevarlas a cabo se procederá a una ordenación legislativa y administrativa que garantice la utilidad de la obra, su buena administración y la contribución a la misma de los intereses privados directamente favorecidos. Los republicanos no aceptan el subsidio de paro solicitado por la representación obrera. Entienden que las medidas de política agraria, las que se han de llevar a cabo el ramo de la industria, las obras públicas y, en suma, todo el plan de reconstrucción nacional, han de cumplir, no sólo su finalidad propia, sino también e] cometido esencial de absorber e] paro.

VI

La Hacienda y la Banca tienen que estar al servicio del empeño de reconstrucción nacional, desconocer que fuerzas tan sutiles como las del crédito no se pueden forzar por métodos de coacción, ni estimular de fuera el campo seguro de aplicaciones provechosas y empleo remunerador.

No aceptan los partidos republicanos las medidas de nacionalización de la Banca propuestas por los partidos obreros; reconocen, sin embargo, que nuestro sistema bancario requiere ciertos perfeccionamientos si ha de cumplir la misión que le está encomendada en la reconstrucción económica de España. Como mera enumeración ejemplar, señalamos las siguientes medidas:

Dirigir el Banco de España de modo que cumpla su función de regular el crédito conforme exija el interés de nuestra economía, perdiendo su carácter de concurrente de los Bancos y liquidando sus inmovilizaciones.

Someter la Banca privada a reglas de ordenación que favorezcan su liquidez. Mejorar el funcionamiento de las Cajas de Ahorro para que cumplan su papel en la creación de capitales. Respecto a la Hacienda, se comprometen a llevar a cabo una reforma fiscal dirigida a la mayor flexibilidad de los tributos y a la más equitativa distribución de las cargas públicas, evitando el empleo abusivo del crédito público en finalidades de consumo.

VII

La República que conciben los partidos republicanos no es una República dirigida por motivos sociales o económicos de clases, sino un régimen de libertad democrática impulsado por motivos de interés público y progreso social. Pero precisamente por esa decidida razón, la política republicana tiene el deber de elevar las condiciones morales y materiales de los trabajadores hasta el límite máximo que permita el interés general de la producción, sin reparar, fuera de este tope, en cuantos sacrificios hayan de imponerse a todos los privilegios sociales y económicos. No aceptan los partidos republicanos el control obrero solicitado por la representación del partido socialista. Convienen en:

1. Restablecer la legislación social en la pureza de sus principios.
2. Reorganizar la jurisdicción de trabajo en condiciones de independencia.
3. Rectificar el proceso de derrumbamiento de los salarios del campo, verdaderos salarios de hambre, fijando salarios mínimos.

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